literatura , Pasajero Jueves, 21 febrero 2019

Borges x3 / ¿Dónde están NUESTROS lectores?

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Vargas Llosa dicta una clase sobre Borges en la Universidad de Princeton. Foto de James Leynse.

Ayer compartí (en este post) algunos videos en los que diversos críticos analizan la obra de Jorge Luis Borges. Evité los videos que se dedican solamente a las reseñas biográficas o a la enumeración de los títulos del autor. Me interesaba, en realidad, recoger aquellos en los que alguien proponía una lectura de la obra de Borges.

Hacia el final del post, empecé a escribir algunas notas que ya no hablaban de Borges o de los críticos que lo estudiaban, sino del ambiente cultural peruano: algunas comparaciones resultaban evidentes. Por cuestiones de espacio y pertinencia, me pareció más conveniente quitar esas notas de allí y publicarlas en un post independiente. Aquí van.

*A lo largo del post, usaré el término lectura como equivalente de “interpretación”. No voy a hablar de la lectura como actividad ni de las estrategias que se realizan para difundirla: reseñar libros, entrevistar autores o realizar semblanzas biográficas. Todo eso se ha hecho ya, y a veces muy bien. Cuando hable de lectura me referiré a los espacios para proponer interpretaciones sobre un autor o una obra en particular.  

1. La tribuna

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Fotograma de Borges por Piglia, el ciclo de clases que el escritor Ricardo Piglia dictò sobre Borges en 2013. Las cuatro sesiones fueron transmitidas grabadas en la Biblioteca Nacional y transmitidas por la Televisión Pública de Argentina

En Argentina, es muy común que los escritores sean, a la vez, críticos literarios (en el sentido más amplio del término). Esa fusión de oficios tuvo en Borges a uno de sus exponentes más notables. Da la impresión de que, en nuestro medio, la figura del escritor-lector-crítico-ensayista no tiene tribuna. No digo que no exista: es imposible que no exista. La cantidad de autores peruanos que actualmente se dedica por igual a la creación literaria y a la vida académica es asombrosa. Poetas y narradores suelen ser, también, profesores e investigadores. ¿Dónde están? En la academia, por supuesto. Pero uno tiene acceso a Ricardo Piglia, Beatriz Sarlo o Martín Kohan sin haber pisado las aulas donde dictan clases, incluso sin haberlos leído nunca: basta con abrir YouTube.

Fuera de las aulas y de sus libros, nuestros mejores lectores no tienen espacio para compartir sus reflexiones e interpretaciones. No son invitados a programas de televisión (salvo para entrevistas muy breves y, por eso mismo, superficiales); y, salvo excepciones, las clases o conferencias que dictan no están subidas a ninguna plataforma de acceso público.

2. El arte de decir en fácil lo difícil

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Beatriz Sarlo en GrandesLibros, dictando la conferencia «Borges: inventor y heredero». Imagen de Infobae

Pongamos como ejemplo a Beatriz Sarlo: aunque los armazones teóricos que utiliza para estudiar cualquier fenómeno son complejos, sus años de experiencia como docente y su costumbre de conceder entrevistas a distintos medios le han permitido dirigirse a públicos, a veces, muy amplios, sin perder profundidad y sin resultar incomprensible. Esa cualidad se entrena. Si nuestros lectores no tienen tribunas de ese tipo, ¿dónde se entrenarán? El muro de Facebook resulta insuficiente.

3. Las marcas de agua

El vacío que deja la falta de tribunas para compartir lecturas no se cubre con reseñas de diarios ni videos de booktoubers: son productos distintos con distintos objetivos. Ha habido programas sobre libros (Vano Oficio, Entre Libros, Tiempo de leer) pero siempre han sido espacios de difusión: novedades literarias, entrevistas a los autores, recomendaciones a partir de un escritor o un tema. No tenemos espacios donde se propongan interpretaciones, lecturas. Aun con la gratitud que siento por el trabajo de Marco Aurelio Denegri, hay que reconocer que sus comentarios sobre libros eran normalmente formales: ortografía, puntuación, uso de gerundios, etcétera. Eso es corrección de estilo de muy buena calidad, pero no crítica literaria.

Ahora, mientras escribía esta nota, encontré Marca de Agua, un reciente microprograma de Iván Thays para el canal El Conteiner de YouTube. La idea del programa, como dice Iván Thays en la presentación, es encontrar las “marcas de agua” (signos de una época, una idiosincrasia) registradas en diversas obras literarias de todos los tiempos (poemas, dramas, cuentos y novelas). La idea es muy interesante y, me parece, acierta al presentarse en este formato brevísimo, de apenas dos minutos. Aun en ese tiempo tan reducido, Marca de Agua persigue el mismo objetivo del que hemos estado hablando: detener la vista sobre un fragmento específico de una obra y, a partir de allí, proponer una lectura.

Les dejo el episodio dedicado a un cuento memorable de Julio Ramón Ribeyro, Las botellas y los hombres, que este videíto me ha motivado a releer.

4. La tradición

En Argentina, Borges es una figura ineludible: se escribe sobre él, gracias a él, contra él, a pesar de él, pero difícilmente sin él. ¿Qué escritor peruano resulta inevitable? ¿Con qué literatura local dialogan invariablemente los otros escritores peruanos? ¿Vargas Llosa, Varela, Arguedas, Vallejo?

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Portada de El más crudo invierno. Notas a un poema de Blanca Varela, del lingüista, profesor y poeta Mario Montalbetti

5. Perder el miedo a YouTube

Finalmente, hay que señalar la procedencia de los videos. Varios de los que aparecen en el post anterior fueron producidos, emitidos (y luego compartidos en redes) por la televisión pública de Argentina. Otros fueron pronunciados como conferencias en librerías, o como clases magistrales en claustros universitarios.

¿Cuántas universidades peruanas comparten contenidos de este tipo en sus plataformas digitales, abiertas a todo el público? ¿Cuántas producciones televisivas, públicas o privadas, se han dedicado a hablar de lecturas? Esas actividades existen en el Perú: cada día llegan a través de Facebook invitaciones a conversatorios, simposios, talleres, actividades académicas dedicadas a aspectos muy generales o muy específicos de la literatura. Y tenemos especialistas que pueden leer literatura desde la antropología, el feminismo, la sociología, las ciencias exactas e incluso la propia literatura. ¿Por qué no se graban esos eventos y se comparten a través de internet? Nuestros mejores autores merecen esa oportunidad; nuestros mejores lectores están listos para la tarea. Y todos lo demás necesitamos (y agradeceremos) que se dediquen a ella cuanto antes.