“¿Esta india se habrá mirado al espejo?” o cómo castigar el racismo con racismo
Miguel Flores-Montúfar
@mfloresmontufarUNO
Hace unos días, se hizo público este vídeo:
Johanna Noles García se mandó con un rosario de insultos racistas contra un adulto mayor, al que luego el hermano de Noles pechó y golpeó. En la nota que le hicieron en TV Perú, Johanna Noles se disculpa por el exabrupto, pero no por ser racista:
Dice Noles:
«Le pido disculpas públicas porque es un señor. Y yo reaccioné de una manera en la que no debe reaccionar nadie. (…) Mil perdones… En realidad, yo no soy una persona para nada racista. Para la gente que escucha: no tengo nada que ver con eso».
Como decía, Noles se disculpa por haber actuado así, por dejarse llevar por el impulso violento. Se está disculpando, en realidad, por los gritos y el empujón, pero no por el racismo de sus palabras. Y aunque no las niega, sí toma distancia: ella no es racista, por si acaso, no se confundan.
Bueno, sí lo es. El aprendizaje de las formas no elimina nuestras taras: las controla. Determinados incidentes (el cobrador que no da vuelto, el señor que se cuela en la fila) rompen ese equilibrio y evidencian lo que somos.
DOS
Hechos como este, sobre todo si están registrados en video, alimentan rápidamente la discusión en redes sociales. Entre las reacciones llegué a una, gracias al dramaturgo y guionista Gonzalo Rodríguez Risco. Gonzalo capturó esta publicación, que pertenece a Rufus Rex, quien comenta la noticia del incidente en la siguiente imagen:
Su publicación ha sido un exitazo en redes: 35 mil likes y contando; 10 mil comentarios; 19 mil veces compartido.
¿Qué es lo curioso?
Que el texto es tan racista como la actitud que denuncia, con el agravante de que el autor ha tenido tiempo para elaborar su discurso.
En su comentario a esta publicación, dice Gonzalo Rodríguez:
«¿En serio nadie se da cuenta de lo racista/clasista/machista/ que es este post? Para mostrar su indignación contra una mujer racista, la compara contra todos los estereotipos posibles, denigra su color, su raza, su apariencia física, etc.
¿Y se lo celebran?
¿Y entonces, si fuera blanca, europea y de raíces nórdicas, tendría todo el derecho del mundo de ser racista? ¿Eso es lo que están diciendo?
Creo que ya nos jodimos como sociedad».
Exactamente: lo que dice el texto, en resumen, es lo siguiente: ¿cómo te atreves TÚ (chola, fea, pobre) a decirle serrano a nadie?
Esto quiere decir que, al final, no es que el racismo esté mal, por supuesto que no. Ni tampoco está mal que seas machista u homofóbico. Lo que pasa es que hay que tener autoridad para serlo, y en el caso de la raza, esta autoridad la confiere, precisamente, el hecho de ser blanco-muy-blanco, tener rasgos indiscutiblemente europeos, y tener plata, mucha plata.
Miren de nuevo.
«Esta belleza del Olimpo es la que te cholea y te degrada físicamente. Johanna García Noles es el nombre de este precioso Ángel de Victoria Secret…».
O sea, es fea.
«…Regenta esa meandrosa nariz de punta caída y con fosas mariohartnetinas, muy común entre nosotros, los habitantes de estas tierras».
Y es chola.
«Miro ese tosco mentón de John Cena, demasiado amplio y duro que desfeminizaría a cualquiera que lo poseyera».
Además es poco femenina. Cuidado.
«Ya no quiero decir nada, por ejemplo, de tu poca densidad capilar o de tu megafrente que contradice la hipótesis de tu hermosura».
¿Ya dijimos lo fea que es?
«Y eso que ya te vi sin gafas donde ostentas unas cejas de Drag Queen noventera (gruesas en la juntura y un hilito en la terminal) y la mirada cansina de perro “Hush Puppies” con unos párpados tan hinchados y caídos que servirían a Maicelo como Pera Loca de Boxeo».
Otra vez. Eres chola, tu quijada y tus cejas hacen que te confunda con un hombre vestido de mujer. Y, si no te lo dije antes, que te quede claro: eres fea. Bien fea.
«Para serte franco, querida racista de mierda, lo único blanco que posees es tu horrenda polera barata».
Ah, y además se las da de muy rica pero ES POBRE, MIREN SU POLERA BARATA. Ya está, no hay nada que discutir con ella.
El post, como ven, es una versión extendida del clásico “¿Esta india se habrá mirado al espejo?”. La pregunta inversa sería: ¿qué pasaría si fuera más blanca, más europea, más femenina, más platuda? ¿Allí sí que sea todo lo racista que quiera?
El economista y activista LGTBI Orlando Sosa Lozada lo explica mejor:
«Esto es una muestra más de lo naturalizado que está el racismo, sobre todo porque el trasfondo de este post es la legitimación de que existen ciertxs sujetxs que por pertenecer a la hegemonía blanca están autorizadxs a discriminar, a diferencia de otrxs sujetxs que salen del margen de lo blanco, los cuales no deberían replicar la discriminación, y que cuando osan hacerlo merecen todas las burlas y ofensas (no sólo raciales, porque en este post la misoginia y la transfobia también están presentes), cuando obviamos que lo más jodido de la discriminación (en específico la que tiene como origen causas raciales) es que se enquista en los patrones aspiracionales de cada persona, los cuales replican la discriminación racial para sentirse menos cholxs o negrxs que el resto en un sistema que te enseña a odiarte y avergonzarte de tu ‘raza’ y tus orígenes, y donde ‘blanquearse’ se convierte en un mecanismo de supervivencia».
TRES
Rufus Rex, el autor del post citado arriba (resumible en la pregunta ¿qué te has creído para cholear, chola de mierda?) ha escrito de nuevo. Un post en el que ha engarzado finamente sus “hijos de perra” con un intenso recu-tecu filosófico (fíjense nomás: hablando de los estudiantes universitarios que lo critican, dice que “su rancio paso por el Claustro les ha llevado a creer que su Pensamiento Débil tiene la categoría de Gnosis y pretenden, con un par de separatas y un puñado de datos wikipediables, hacer ciencia de la doxa”. Qué tal, ah: ni en el match Denegri-Hildebrandt).
En este último post, Rufus se queja de tres grupos:
- los verdaderos racistas: esos hijos de perra se han colgado de su post para liberar su racismo (¿por qué será, no?)
- los que lo acusan de racista: bola de ignorantes que no han entendido nada, no han leído lo que él y enciman osan ponerle el parche; y
- las feministas: aquí transcribo sus palabras: “He teorizado más y mejor que ustedes sobre lo que ustedes mismos defienden y me acusan”. Caramba.
Bueno, sobre esto último: soy hombre, heterosexual y cisgénero, pero no soy blanco. Así que si algún día, por mi color de piel, me insultan en la calle o me impiden entrar a una discoteca, no me defiendas, hermanito. No quiero darte otra oportunidad para que saques a pasear al racista (y homofóbico y machista) que llevas dentro.